miércoles, 25 de enero de 2012

¡Los tres mejores para Guille!

Como ya fue dicho en este blog, Guillermo Hernández es hombre de listas largas. Quizás por eso, a su lista de los mejores discos editados en 2011, agrega ahora los que, en su opinión, son los tres mejores del año que pasó. En el caso de la caja de Joachim Kühn, se suma el comentario realizado por Yahvé M. de la Cavada, en la revista Cuadernos de Jazz.

Joachim Kühn : SoundTime: Solo Piano Recordings 2006-2010 (jazzwerkstatt)

Por Yahvé M. de la Cavada

Llega un momento en la carrera de todo gran músico en el que es hora de recapitular, de juntar todo lo que se tiene en la cabeza y en el alma para producir una obra especial. Puede ser retrospectiva, innovadora, multidisciplinar, basada en algunos precedentes (y predecesores) o rompiendo con ellos; e incluso, mejor aún, todo ello junto. Pero lo básico es que sea trascendente e importante, con mayúsculas. En SoundTime, Joachim Kühn crea un episodio definitivo dentro de su obra, una colección que está llamada a convertirse en un clásico moderno.

Dentro del laberinto

Joachim Kuhn es un gran ejemplo de artista puro y de creador inquebrantable. Lo ha probado todo, pasando por todos los episodios y tendencias que ha vivido el jazz desde que esta música le sedujo a primeros de los 60. Bob Thiele les ofreció a su hermano Rolf (otro músico enorme) y a él grabar un álbum para el sello Impulse! (1) junto a Jimmy Garrison en el Nueva York de 1967, con Coltrane aún vivo y rondando por ahí. Desde entonces, la suya ha sido una trayectoria que ejemplifica el compromiso con la improvisación en general y con el jazz en particular.

Esa pureza y ese compromiso de los que hablo son una de las más importantes señas de identidad de SoundTime, una obra que ya podemos calificar como clave. Tal vez no para el jazz -una doctrina con tantas ramificaciones que es difícil hacerlas convergir- pero, para el piano moderno y para la improvisación, ésta debería ser una obra capital. Por supuesto, las condiciones geográficas y discográficas (lo edita el sello alemán jazzwerkstatt) no son óptimas, y el propio formato de SoundTime -casi cinco horas y media a piano solo- hace que sea difícil de digerir, no digamos de analizar. Por otro lado, cualquier análisis de un proyecto como este es algo vano en su concepción y muy temerario sobre el terreno. ¿Cómo analizar el proceso creativo de Joachim Kühn, siendo este algo tan complejo y, al mismo tiempo, tan salvaje? Porque SoundTime es precisamente eso, un gigantesco mosaico de millones de piezas construido sobre la improvisación más libre, destilada, personal y desligada de preceptos.

Hablando de lo básico, conviene explicar que SoundTime se compone de seis cedés grabados en ocho diferentes sesiones. La primera el 22 de febrero de 2006 y la última cuatro años después, el 8 de febrero de 2010. La mayor parte de estas tuvieron lugar en el estudio de Robert Arato, en Ibiza (lugar de residencia de Kühn), un lugar en el que el pianista parece sentirse muy cómodo. Allí está el piano Bösendorfer Imperial del que Kühn afirma que es el mejor que ha tocado en su vida, algo que se puede percibir en los cuatro CDs de SoundTime que han sido grabados en el estudio de Arato. Esa es una de las claves, no sólo de esta obra, sino del propio estilo de Kühn: el sonido. Algo tan aparentemente paralelo a la música para tantos otros interpretes, que para Kühn es terriblemente importante, una de las características inherentes a su pianismo. La pulsación perfecta, la interpretación medida hasta la extenuación en cada nota, en cada tecla presionada con técnica y maestría asombrosa. No hablo de frialdad interpretativa ni de gimnasia musical, sino de la asimilación del instrumento como un órgano corporal más, unido inexorablemente a los diez dedos que navegan sobre él. Pocos pianistas contemporáneos sacan un sonido tan grande, tan redondo y tan intencionado del instrumento.

Las dos sesiones no grabadas en Ibiza pertenecen a los dos primeros volúmenes de SoundTime, Fallenlassen y Freiheiten. El primero de ellos fue grabado en Bonn a principios de este año y, el segundo, en 2006 en el estudio CMP (Alemania) en el que Kühn grabó varios de sus discos durante los años 80 y 90, incluyendo clásicos como From Time to Time Free y algunos discos a piano solo como Transformations, Dynamics o Abstracts.

La forma de agrupar las composiciones y de ordenarlas (o desordenarlas) no sigue una progresión cronológica o temática, al menos a primera vista. Sí se mantienen unidas las diferentes sesiones y los seis discos tienen su correspondiente título, que es además el nombre de la obra pictórica que sirve de portada a cada uno de ellos (cuya autoría es, a su vez, del propio Kühn). Tal vez la organización interna de SoundTime se rija por una elección personal directamente relacionada con el ánimo y la experiencia del pianista, y no tanto por unos supuestos principios acústicos o estéticos. El hilo conductor es que, a lo largo de todo SoundTime, se escucha música que sale de la misma fuente, aunque siempre sea diferente.

Composición e improvisación alcanzan, no un equilibrio, sino una coexistencia extraordinaria en manos de Kühn. No se trata de que haya partes improvisadas y partes escritas, sino de que en todo momento, en cada segundo, la improvisación convive con la composición, como si para Kühn la una no tuviese sentido sin la otra e incluso, tal vez, ambas fueran la misma cosa. La forma de tocar del pianista no entiende de ortodoxias, de acompañamiento y línea principal o de los papeles normalmente atribuidos a una mano u otra. En Kühn todo son líneas que se cruzan, armonías que brotan incontenibles y cascadas de notas que rebotan contra otras en singular armonía; dialogando, respondiéndose en una elocuente, lúcida y apasionada conversación. Como ocurre con los grandes, parece imposible de reproducir. Es algo tan vivo y auténtico que, como las criaturas mitológicas, no puede ser fotografiado o retenido. La música de Kühn, en cambio, existe.

Por eso la unidad de SoundTime es tan absoluta. Tocar solo es, con toda probabilidad, el contexto más puro y arriesgado para un pianista. Sentado frente a esa bestia negra de ochenta y ocho dientes no puede dudar ni esconderse. Sólo están él y su instrumento. Así que uno debe crear su propio universo, entregarse al máximo para refractar la propia personalidad a través del piano y con ello intentar construir algo trascendente. Eso es lo que se puede encontrar en SoundTime: un laberinto infinito, reflejo de los lugares más recónditos del alma de Joachim Kühn. Un laberinto con mil entradas y ninguna salida porque, una vez dentro, uno puede salir cuando quiera, si quiere. Esto último es lo complicado.

En uno de los tres textos que aparecen en el cuadernillo incluido en la caja, Chema García Martínez (los otros dos textos, firmados por Marc Sarrazy y Bert Noglik, son muy recomendables) cita acertadamente al gran Ornette Coleman cuando este afirmó, refiriéndose a Kühn, que era “el único pianista de jazz sobre la tierra”. Tal vez sea mucho decir, pero no seré yo quien discuta al señor Coleman. Lo que sí puedo afirmar sin miedo a equivocarme es que Joachim Kühn es uno de los grandes de nuestro tiempo y que SoundTime es mucho más que una colección de grabaciones en solitario. No me atreveré a hablar de esta obra como del A Love Supreme o el Kind of Blue de Kühn, pero sí a dejar caer o sugerir semejantes referentes por si, en un futuro, el tiempo me diera la razón. Kühn no es Coltrane ni Davis pero, ahora mismo, no se me ocurren muchos músicos de jazz que tengan asimilada la creación pura en el ámbito musical como él. El camino que ha recorrido todos estos años, su absoluta apertura de miras y su enorme dedicación y compromiso hacen de él la síntesis del improvisador, la representación perfecta del creador musical total. Y SoundTime es, simplemente, la materialización de todo eso.

Nota
(1)
El disco en cuestión, Impressions of New York, se reeditó en CD por primera vez en Europa a finales del año pasado, aunque en EE.UU. permanece sin reeditar.

Matana Roberts : COIN COIN Chapter One: Gens de couleur libres

Craig Taborn: Avenging Angel. Piano Solo (ECM)

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