lunes, 23 de diciembre de 2013

A esta altura del partido, está claro, uno puede esperar todo tipo de reflexión de Jonio González (foto). De hecho, desde que descubrió el facebook, hay rumores de que su cerebro trabaja a una mayor velocidad que antes, lo que muchos festejamos. Ésta es una de esas acaloradas reflexiones de las que hablábamos .

Esas niponas...





Primero puse (hacía casi un año de la última vez) Musical Moments, uno de los discos más recientes de Junko Onishi, una pianista que siempre me ha gustado mucho, y recuerdo sus primeros discos y el modo en que poco a poco fue ocupando un terreno mercurial próximo al de Aki Takase: esos acordes en bloque, ese sonido percusivo, agresivo casi, esa huida del lirismo al uso, o eso lirismo ríspido, casi violento. Y pienso también en Toshiko Akiyoshi, quien ni siquiera en sus discos más cool (el exquisito Finesse, por ejemplo) abandona su causticidad, su energía, su exploración del contraste.


Es curioso, porque cuando alguna pianista japonesa de jazz quiere ponerse poética, te sale una Chihiro Yamanaka, casi plana de tan tersa. Y entonces pongo de nuevo el último de Eri Yamamoto (Firefly, que reseñé en su día para Cuadernos de Jazz) y constato que ésta parece haber encontrado la forma de, sin apartarse de esa suerte de tradición pianística cuyo esbozo acabo de arriesgar, sonar lírica y evocadora sin perder cuerpo ni sustancia, aunque lejos todavía del temperamento de Onishi, Takase o Akiyoshi. Si bien no oculta ciertas inclinaciones jarretianas (los ostinatos, los vaivenes melódicos, la introducción del elemento folklórico, presente también en Akiyoshi pero desde una lectura diferente, más ortodoxa, de la tradición...), sabe aunar la herencia mainstream (con ecos de Corea, Evans y, más lejanos, Powell) a través de melodías sencillas que van ganando en complejidad y potencia con el desarrollo del tema, con el relato free, incluso, de Cecil Taylor a William Parker (con quien ha colaborado), un relato, por otra parte, controlado al milímetro. Por cierto, si alguno echa en falta a Hiromi, le recuerdo que estoy hablando de pianistas de jazz.

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