martes, 25 de noviembre de 2014

Henri Texier, homenajeado por Minton's

Así dice la publicidad oficial: "Fueron más de 90 mil personas las que disfrutaron de los 71 conciertos y 320 artistas que, a lo largo de seis jornadas en 5 Sedes ubicadas en diversos puntos de la Ciudad, integraron la programación de una nueva edición del Buenos Aires Jazz – Festival Internacionalorganizado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y con dirección artística de Adrián Iaiesy que incluyó la presentación de artistas internacionales por primera vez en escenarios porteños, cruces inéditos entre músicos extranjeros y locales, conciertos acústicos, gran cantidad de actividades gratuitas y al aire libre y encuentros pedagógicos que ofrecieron oportunidades únicas a músicos de jazz en constante formación". Y es cierto que algunos de los conciertos que se vieron fueron para la memoria. Por ejemplo, el de Henri Texier, quien recibió un pequeño homenaje por parte de la gente de Minton's, cuando recibió a modo de obsequio una de las botellas de la última edición de uno de los vinos embotellados y etiquetados para la disquería. Y para aventar dudas, aquí está la foto de ese momento:
De izquierda a derecha, Eduardo Canzobre, Adrián Iaies, Henri Texier, Guillermo y Sofía Hernández y Jorge Fondebrider




Y en homenaje a Texier, que es francés como Asterix, los amigos de Minton's realizaron un banquete. Dada la ausencia de jabalíes, se recurrió a la pizzería Banchero de la Boca, donde todo el mundo se comportó bien y pagó lo que debía.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Hoy empieza el Buenos Aires Jazz 2014

Pat Martino
Hoy empieza el festival Buenos Aires Jazz de este año. El encuentro, dirigido por Adrián Iaies, continuará hasta el lunes con invitados como Henri Texier y Macin Wasilewski. A continuación, una síntesis de algunos de los números más interesantes, publicada por Diego Fischerman en Página 12 del día de hoy.

  En la línea de los cruces desafiantes 

Su historia es de las que fascinarían a Hollywood. Podría titularse El hombre que volvió a ser guitarrista. Pat Martino publicó en el sello Blue Note un primer disco llamado El hombre, en 1967. Llamaba la atención su virtuosismo y la claridad de su fraseo. Nueve años después, ya con una considerable carrera detrás, Joyous Lake, editado por Atlantic y bastante virado hacia el jazz-rock y el funky, se convertía en una referencia obligada en ese campo. Hubo un disco más, también en 1976, Starbright. Y después un largo hiato. Un silencio de una década hasta que apareció un álbum con un nombre explícito: The Return

Un aneurisma y la operación que le salvó la vida habían dejado a Martino sin memoria alguna. Y durante diez años volvió a estudiar desde cero, en gran parte escuchando sus propios discos, y se convirtió, de nuevo, en uno de los mejores instrumentistas del jazz. En aquel lejano primer disco aparecía el órgano Hammond, tocado por Trudy Pitts. Y en el grupo con el que este músico notable abrirá el Festival de Jazz de Buenos Aires, este instrumento al que muchos guitarristas aman –baste pensar en los tríos de Wes Montgomery y de Kenny Burell con Jimmy Smith, de Grant Green, con Brother Jack McDuff o, más cerca, de McLaughlin con Joey DeFrancesco o de Abercrombie con Dan Wall y, recientemente, con Gary Versace– tendrá un papel protagónico. En el concierto, hoy a las 20.30 en la Usina (Pedro Mendoza y Caffarena), Martino actuará junto a Pat Bianchi en órgano y Carmen Intorre en percusión. 

Henri Texier
El festival, conducido por el músico Adrián Iaies, continuará con su línea de provocar cruces desafiantes entre músicos extranjeros y argentinos, entre intérpretes de corrientes distintas entre sí y, también, entre géneros. Martino no será la única estrella. El sábado estarán en un doble programa (en la Usina y a las 20.30) el fantástico quinteto del contrabajista francés Henri Texier, una de las figuras tutelares del jazz europeo de las últimas décadas y uno de los grupos más importantes del momento, el camarístico trío del pianista polaco Macin Wasilewski. 

El primero de estos grupos está integrado, además, por Sebastien Texier en saxo alto y clarinete, François Corneloup en saxo barítono, Manu Codjia en guitarra y Louis Moutin en batería. El segundo lo completan los compañeros habituales de Wasilewski, sus compatriotas Slawomir Kurkiewiz en contrabajo y el baterista Michal Miskiewicz. El trío, que acaba de publicar en ECM un disco bellísimo, Spark of Life, con el saxofonista sueco Joakim Milder como invitado, muestra un entendimiento casi sobrenatural entre sus integrantes: tocan juntos desde sus años de estudiantes y han sido parte, entre otros, de los grupos del trompetista Tomasz Stanko y del percusionista Manu Katché. 

Giovanni Guidi y Gianluca Petrella
Entre los cruces más interesantes aparece el que se generará entre el pianista Francisco Lo Vuolo y el baterista Nicolás Politzer con Sebastian Texier, François Conteloup y el danés Dahl Knudsen (viernes 21 a las 22 en Thelonious, Salguero 1884). También prometen las actuaciones del cuarteto del baterista Eloy Michelini, integrado por Carlos Lastra en saxo, Ernesto Jodos en piano y Jerónimo Carmona en contrabajo, haciendo foco en la música de John Coltrane (jueves, a las 21, en la Usina); de Leo Genovese, que tocará con el trío que integran Demian Cabaud y Aleksandar Petrov; del trombonista Gianluca Petrella, que se presentará con el excelente pianista Giovanni Guidi, Matías Crouzelles en batería y Maxi Kirszner en contrabajo (domingo 23, a las 22, en Café Vinilo, Gorriti 3780). 

Ed Neumeister
Por otra parte, actuarán juntos dos grandes pianistas, Jorge Navarro y Manuel Fraga, presentando el disco Viva el swing, y varias cantantes de importancia: Sol Liebeskind, Georgina Díaz, Julia Moscardini y Agustina Zárate al frente de su cuarteto Jamal. La sección Proyectos Especiales permitirá descubrir cuatro voces –la entrerriana Flopa Suksdorf, la rosarina Yamile Baidón y las porteñas Mariana Iturri y Lucía Boffo– y mostrará el trabajo de los alumnos de la carrera de Jazz del Conservatorio Manuel de Falla, junto al norteamericano Ed Neumeister, que tocó con las orquestas de Duke Ellington, Mel Lewis, Lionel Hampton y Frank Sinatra. Se realizará en el Auditorio de la Usina, el jueves 20 a las 18, la presentación del Sello Kuai, exitosa experiencia cooperativa llevada adelante por un grupo de jóvenes compositores e intérpretes que dará a conocer tres flamantes discos: los de Juan Manuel Bayón, Mauricio Dawid y el Juani Méndez. La talentosa Nora Sarmonia, que se mueve habitualmente con el folklore rural (o alguno de sus gestos) como punto de partida, presentará un trabajo de relectura sobre Thelonious Monk (viernes a las 18, la Usina). Y el cierre, en esa sala, pero el lunes 24, a las 20.30, también tendrá el signo de un encuentro inusual: el del Trío Aca Seca con el quinteto de Diego Schissi.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Los músicos recomiendan (7): hoy, Guillermo Roldán y los tríos de Sonny Clark, Paul Chambers y Philly Joe Jones, y Charlie Haden, Don Cherry y Ed Blackwell

Nuevamente, un músico de jazz argentino recomienda un disco (que en este caso son dos) de la historia del jazz. En la oportunidad, el que elige es el bajista Guillermo Roldán.

Elijo dos discos en formacion de trio. Son de aquellos que disfruto de principio a fin y que, siempre, me cautivan. 




Uno es Sonny Clark, un disco en trío con una sección rítmica que inclñuye a Paul Chambers y a Philly Joe Jones. Standards con una interacción y swing impresionantes.Chambers y Philly Joe fluyen por toda la sesión. Y los solos de los tres me encantan (motívicos, espaciosos...). 

El otro disco en cuestión es The Montreal Tapesde Charlie Haden con Don Cherry y Ed Blackwell. Todo, absolutamente todo lo que tocan me fascina. Haden es uno de los artistas que más impactó en mi vida. Cada nota que toca, como sección rítmica o como solista, tiene sentido. Las composiciones sobre las que improvisa el trío (la mayoría de Ornette) se abren constantemente. No hay un cliché, jamás. Los solos de Haden son una mamushka, siempre se abren en una nueva canción y retoman de donde vienen para volver al concepto que muestra el tema en cuestión de donde se proyectó.

martes, 11 de noviembre de 2014

La música en su estado más libre y puro

En el diario Página 12, del día de hoy, Diego Fischerman realiza la crónica de lo que fue el Festival de Jazz de Salta, que acaba de concluir su segunda edición consecutiva. Sabemos que no le faltó el tiempo para comer empanadas.

Ciudad que enamora a los jazzeros

“Dorotea la cautiva” junto al Art Ensemble of Chicago. O una coplera en inquietante contrapunto con unas canciones gitanas. “Salta enamora”, dice la muletilla publicitaria. Y algo de eso debe ser cierto. El Festival de Jazz de esta ciudad, que concluyó el domingo su segunda edición consecutiva, se destaca precisamente por eso: por la fascinación que la tradición local ejerce en los músicos que llegan de afuera. Pero, sobre todo, por el altísimo nivel de los que viven acá y por la manera en que unos y otros interactúan. Y si faltara alguna prueba, además de la equilibrada programación “oficial”, bastaría con lo sucedido noche a noche en las improvisaciones informales. Ese espacio tantas veces forzado y tan pocas capaz de concitar el interés del oyente fue, en esta ocasión, el marco natural para encuentros inesperados y para más de un gran momento musical.

Yamile Burich
Por un lado, hay una suerte de círculo virtuoso: los organizadores aman el jazz, tienen una larga trayectoria como músicos, en el ámbito del periodismo o al frente de la que fue, de hecho, la sede paralela del festival, el Café del Tiempo, y el Ministerio de Cultura y Turismo puso todo lo necesario para que el deseo se transformara en hecho. Por otro, el ambiente musical de la ciudad es de una riqueza inusual. Y allí aparecen el notable baterista Martín Misa y Juan Pablo Mayor, percusionista y trompetista de la orquesta, respectivamente, que animan una gran parte del jazz local y que se hicieron presentes en trío, junto al bajista Fernando “Fefe” Botti, el fantástico baterista Chinato Torres (al frente de Chino Básico y protagonizando varias de las improvisaciones fuera de programa), el legendario guitarrista Pekinés Lamas, quien al frente del grupo Niebla es capaz de entregar iluminadoras versiones tanto de Monk como de la “Zamba del pañuelo”. O el contrabajista Matías Saluzzi, o Fernando Nocetti, un guitarrista de exquisito virtuosismo, y el también guitarrista Walter Guzmán. Y hubo también repatriados, como la saxofonista Yamile Burich, nacida en la provincia, formada en Estados Unidos y en Londres y actualmente incorporada a la escena porteña. O afincados recientes, como Mariana Baraj, actualmente radicada en Cerrillos, que cantó invitada por el cuarteto de Mariano Otero.

Otro dato relevante tiene que ver con la parte menos visible del festival: los más de quinientos asistentes a los talleres que los músicos convocados dieron en la ciudad. Y, obviamente, en el momento de hacer balance mal podría no tenerse en cuenta la respuesta del público, que llenó cada noche la sala de la Casa de la Cultura, que agotó las entradas para oír a la Sinfónica conducida por Bernardo Teruggini, y que protagonizó una auténtica fiesta callejera en el cierre, con el grupo de Otero actuando en un escenario al aire libre. El bajista mostró una faceta más lírica, centrada en el formato de lo que podría considerarse como la encarnación jazzística de la canción sin palabras del romanticismo alemán, y fue protagonista de un digno broche de oro.

Mariana Carrizo
Varios de los grupos actuaron en otras localidades –Cachi, Cafayate y Vaqueros– y cabe destacar, también, el rigor y la falta de concesiones de una programación que no tuvo reparos en incluir propuestas estéticamente arriesgadas, como la del trío del saxofonista Pablo Puntoriero con el contrabajista Pablo Vázquez y el baterista Santiago Lacabe. Burich, por su parte, actuó junto a un grupo energético y compacto, con Ramiro Penovi en guitarra eléctrica, Alfonso Santini en contrabajo y Nicolás Segura en batería. Y el inclasificable y siempre sorprendente Leo Genovese, con Demian Cabaud en contrabajo y el deslumbrante baterista macedonio Aleksandar Petrov, mostró no sólo su impactante control sobre el piano, sino una concepción musical en la que cabe casi todo –también la coplera Mariana Carrizo, que actuó como invitada– y donde “Cheques”, de Spinetta, puede coexistir con un pie rítmico iraquí, con un instrumento de cuerda marroquí o, simplemente, con la música en su estado más libre y más puro.