sábado, 30 de enero de 2016

Muhal Richard Abrams y Anja Lechner con François Couturier en Sons d'Hiver 2016

Foto: Eliane Chamber-Loir
Guillermo Hernández no tuvo suerte con los conciertos. Pero el fiel Fondebrider, sí. De hecho, el viernes 29 pasado, asistió al comienzo de Sons d'Hiver, probablemente uno de los mejores festivales de jazz de Francia, que todos los años tiene lugar entre enero y febrero en la región de Val de Marne, una serie de municipios obreros del sur de París que, gracias a la gestión de intendentes comunistas, tiene una excelente política cultural y una serie de espléndidos teatros donde, entre muchas otras actividades, transcurren estos conciertos.En 2016, Sons d'Hiver cumple veinticinco años de existencia y decidió tirar la casa por la ventana.


Foto: Eliane Chamber-Loir
El concierto de apertura transcurrió en el Auditorium Jean-Pierre Micquel de Vincennes. Allí, exactamente a las 20.30, Fabien Barontini, director de Sons d'Hiver, dijo que, para festejar los veinticinco años, imaginaron comenzar con un concierto fuerte en el que se presentara una figura emblemática del género. La elección recayó en Muhal Richard Abrams (1930), a quien se invitó a que realizara un piano solo. Para quienes no estén informados, se trata del creador de la Assocaition for the Advancement of Creativ Music (AACM), quien en 1965 se convirtió en mentor de un número importante de jóvenes músicos exponentesdeloquese llamó Great Black Music. Compositor y piansita, Abrams pasó por todos los estilos y lo hizo dejando su impronta característica: un tratamiento oblicuo de los temas y una significativa tendencia a la  abstracción. En la oportunidad, tocó sólo dos temas: el primero de aproximadamente una hora de duración y el segundo, de unos quince minutos. Resultó realmente asombroso ver a este increíble virtuoso sentado delante del piano, con la cabeza baja, buscando una tecla y un sonido que, poco a poco, se va ampliando hasta llegar a una suerte de paroxismo francamente sorprendente. 

Terminado ese momento excepcional, le tocó al dúo compuesto por la chelista alemana Anja Lechner  Anja Lechner y el pianista francés François Couturier hacerse cargo de una velada que había sido marcada a fuego por Abrams. De hecho, Couturier lo dijo con todas las letras: ¿cómo tocar después de semejante demostración de virtuosismo y genio? 

La fórmula elegida fue tocar íntegramente Moderato Cantabile, el álbum que ambos músicos editaron en 2014 para el sello ECM, donde una y otro, ya sea con discos propios, ya sea integrando grupos colectivos (el Rosamunde Quartet, las grabaciones de Dino Saluzzi, en el caso de la celista, los grupos de Anouar Brahen, Louis Sclavis y Jean-Luc Matinier, en el de Couturier) vienen grabando desde hace años.

Foto: Eliane Chamber-Loir


Y acá importa decir que Lechner es una intérprete realmente magnífica, dueña de una expresividad singularísima, y Couturier un pianista brillante. Sin embargo, el repertorio del disco (básicamente, "composicones de compositores poco conocidos", según la explicación de Couturier) resultó muy poco convincente. Tanto los temas de G.I Gurdieff, como los del catalán Federico Mompou, y los del armenio Komitas Vardapet (así como los del mismo Couturier) resultan agradables pero siempre termian sonando como remedos de otra cosa que uno ya escuchó hace tiempo. En síntesis, nada que valga la pena recordar más allá del show o del disco en cuestión. Y por más que se trató de una interpretación de primer orden, frente al peso de la primera parte y al virtuosismo de Muhal Richard Abrams, la pregunta de Couturier sobre cómo seguir no fue debidamente contestada.

Así lo pensó Fondebrider, quien acompañado por su amiga Eliane Chamber-Loir, obligada fotógrafa de la velada, como siempre, se perdió en la noche de Paris. .

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